Friday, March 24, 2006

Reíd, reíd, malditos

Tenemos motivos para la alegría, dicen.
Veamos.

ETA lleva pidiendo lo mismo desde hace 30 años. Nunca ha variado un ápice su discurso. Se resume en la "desespañolización" de la Comunidad Autónoma Vasca. Integral, absoluta.
Es decir, incluyendo a cualquier agente extraño. Euskal Herria, tierra de los vascos.

Para conseguirlo ha puesto encima de la mesa mil muertos. Ellos ya han perdido. Y sus familiares. El significado de la palabra "permanente" es real, en estos casos.

Para financiar su siniestra actividad ha destrozado a miles de familias mediante el miedo perpetuo.
La sensación que debe de causar la primera carta ha de ser horrible.
Las posteriores, las que aluden a los hijos, las que explicitan que pueden acabar con sus vidas cuando quieran, que conocen sus costumbres, sus colegios, sus amigos, están por encima de la comprensión de quien no lo haya vivido.
Y finalmente, cuando se accede a pagar, cuando por fin parece que todo acaba, llega la náusea. La sensación de culpa por ser tan "cobarde", por entrar en su juego, por no actuar como los personajes de las novelas.
Ellos también han perdido. Y también es real, en su caso, el significado de "permanente". Secuelas incurables por culpa de años de macabro chantaje.
Pero, a diferencia de los que ya no están, pueden volver a perder.

Ahora los asesinos nos conceden, por enésima vez, un alto el fuego. Lo que en la jerga militar significa, en rigor, cese temporal de las hostilidades. Menos que una tregua.

Si el Gobierno se pliega a sus exigencias, que incluyen la liberación de los etarras encarcelados, la anexión de Navarra y la destrucción de la soberanía nacional, ETA se disolverá como organización armada, para buscar su sitio en el nuevo orden creado.
30 años y mil muertos estarían dándoles la razón. Habrá valido la pena.
La lección quedaría bien clara a ojos de quien quisiera verla.

Este es el futuro esperanzador que nos aguarda.
La definitiva rendición a las exigencias de los terroristas.
La aceptación de la lista que llevan agitando desde hace treinta años.
Sólo así será posible esa paz envenenada que nos ofrecen.
Y ante esto debemos poner buena cara.

Riamos, pues, con fuerza y sin preocupaciones. A carcajadas.
Como los locos.

1 Comments:

At 17 March, 2008 11:39, Anonymous Anonymous said...

Loco estoy por acabar con eta de verdad y del todo y dejarnos de zarandajas y pantomimas...saludos

 

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